Ese es mi mundo, mi vida, ese soy yo y no quiero mover de ahí

 Ese es mi mundo, mi vida, ese soy yo y no quiero mover de ahí


Los cuatro finalistas de GH VIP se enfrentaron a la curva de la vida, donde resumieron su vida a través de los mejores y los peores momentos. Albert Infante siempre ha provocado risas durante la edición, pero, en su curva, las risas se tornaron lágrimas de emoción.  

La infancia del joven fue muy buena, según contó. Recalcó a su abuela Victoria: «Sabía de siempre que yo era maricón, hablando en plata». De hecho, aseguró que en el colegio se metían con él por su homosexualidad. «También por los dientes grandes y por no ser muy guapa. No lo quería contar a mis padres para que no sufrieran», explicó emocionado.

«El instituto fueron los peores años de mi vida«, afirmó triste. Se tuvo que cambiar de colegio por sufrir humillaciones. «Se murió mi abuela, que era la persona que más quería en el mundo, y la mujer que sentía que me entendía», recordó entre lágrimas. 

Sin embargo, la línea de su vida fue en ascenso con una palabra: ‘mariconeo‘. «Empecé a travestirme en la uni. En Barcelona me sentía libre«, dijo con una sonrisa. Además, también se acordó de su otra abuela, quien le aseguró estar orgullosa de su nieto, algo que le marcó.

«Ser artista me ha salvado la vida. Ese es mi mundo, mi vida, ese soy yo y no me quiero mover de ahí», alegó rotundo frente a la pizarra. «Acabaré mi vida siendo una travesti», concluyó mientras se enfocaba a sus compañeros llorando tras oír su bonita historia de superación y aceptación.



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