Europa de Loquillo sobre textos de Julio Martínez Mesanza y música de Gabriel Sopeña (Warner Music, 2025)

 Europa de Loquillo sobre textos de Julio Martínez Mesanza y música de Gabriel Sopeña (Warner Music, 2025)


Sobre los textos de Julio Martínez Mesanza, nacido en Madrid cuando se partía el siglo XX, palabras de su poemario Europa, editado por primera vez en 1983 (aunque ha conocido varias revisiones y ediciones), Loquillo continúa con su labor de recuperar la poesía española reciente. Fue primero Jaime Gil de Biedma o Antonio Gamoneda, más tarde Pedro Salinas y José Mateos… se entregó por completo a Luis Alberto de Cuenca y el camino sigue con Mesanza, menos urbano, más épico, un poeta complejo, distinto. 

Ceremonia
Ceremonia
Octavio Gómez

Es Europa un trabajo en el que las adaptaciones de Gabriel Sopeña y la producción de Josu García otorgan una esencia orgánica, viva, untuosa y potente. Un disco de guitarras, de rock mediterráneo, de orquestación propia del Olimpo. Un disco para galopar, donde encontramos ecos a la vez de Serge Reggiani o de Gabriel Celaya.

Portada
Portada
Warner Music

Grabado en Gerona, en los estudios Music Lan, cuenta con la sección rítmica habitual de Loquillo, tanto en directo como en estudio, Laurent Castagnet y Alfonso Alcalá, con los pianos de Gabri Casanova y, el resto, queda en manos de Josu García y Gabriel Sopeña, que manejan las guitarras (de todo tipo, desde 12 cuerdas, mandolinas, españolas) y, sobre todo, realizan armonías vocales y segundas voces que son las que otorgan esa contundencia casi de epopeya en los temas. El disco se abre con Ceremonia, con las manos de dios y la mortaja, el órgano hammond arenoso, sonando como la noche en vela antes de portar las armas. La trepidación llega con De Amiticia, una reflexión sobre la justicia, sobre la culpa y la amistad. Por primera vez las voces de Sopeña, con los acordes del hammond y las guitarras lanzándose al combate.

Una eléctrica solista, como una espada bien afilada, nos lleva hasta Es poder una torre, con un toque ligeramente más festivo, en los arreglos de piano iniciales, en la comodidad pop flexible, un saludo a las fauces hambrientas de nuestro señor Luis Alberto de Cuenca. Todo guerrero necesita la compañía y el hidromiel del descanso. Llegamos hasta Asedio, con el temblor de los ejércitos, el aparataje de los tambores, el piano sucinto, las guitarras de incendio. El trigo amarillo de la muerte, el depredador que besa a la muerte y deja a sus hijos jugar con la sangre. Las voces se clavan en los corazones como salidas de una ballesta. Enorme en el susurro grave de la instrumentación.  

Nadie escribe poemas sobre el aniversario de la muerte de Peter O’Toole, las gaitas enterradas en la arena.

Arco
Arco
Octavio Gómez

El comienzo de Arco, como una balada límite afterpunk, como el sol que relumbraba en Balmoral, como los tiempos que vendrán, en los que Pablo Und Destrucktion será el que recoja las canciones de tono bravo. Otro tema superlativo, con una guitarra juguetona en el estribillo que se envalentona con el teclado y los coros mientras la batería nos eleva. Una guitarra como un diapasón de Guthrie Govan.

El saxo como una cuchilla que cruza el campo de batalla. Un saxo de lobos y Boris Vian, las guitarras acústicas como una muralla, el piano grueso y luego leve, es También mueren caballos en combate. Ojos inmóviles, guitarras eléctricas que rasgan la piel y el recuerdo. Uno de los temas más intensos del disco, con el piano al modo Gérard Jouannest y, una vez más, las voces de Sopeña y Josu García. Un campo magnético, una efímera muerte que sirve para devolvernos la emoción por la vida. 

Recorte
Recorte
Octavio Gómez

Los arpegios con los que comienza La huella son propios de tiempos más leales, en los que todavía se respetaba la ley y a los valientes que luchaban contra ella. Los arreglos de cuerda con los que se encaja la melodía final arrastran el Mediterráneo hasta nosotros, con la marisma de Scott Walker, el trombón sacado del alma de Nino Rota

Caballos
Caballos
Octavio Gómez

Y nos deja Después de Hattin, tras la batalla de los cuernos, entre Antioquía y la pérdida de Tierra Santa, con los coros salvajes de los derrotados. Estamos en una muestra embrionaria del rock histórico, el aullido de Loquillo con los djinn detrás. El disco, el libro, la labor poética, termina con una oleada de guitarras acústicas cabalgando sobre una eléctrica que nos lleva hasta San Luis, con sueños orquestales y un órgano que se construye como el muro de Phil Spector. Es divino y mesiánico, son sueños hacia la utopía, con la segunda voz, codo con codo, de Gabriel Sopeña y su armónica, un arma sin afilar, plena de versos. 

Torre
Torre
Octavio Gómez

Nueve temas, áridos, usados como los naipes en una partida perdida, es Europa, la antigua Europa, la Hermann Hesse, Francesco de Gregori o Francis Cabrel. Europa de Loquillo, editado por Warner Music España.



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