El juicio antimonopolio de Google surge como potencial oportunidad de inversión
La posibilidad de que Alphabet, la poderosa matriz de Google, termine dividida en varias empresas está sobre la mesa. El juicio antimonopolio al que se enfrenta plantea este escenario y, aunque queda un largo camino por recorrer, este caso ya ha generado una gran incertidumbre entre inversores y analistas. Para muchos, esta situación representa una potencial oportunidad de inversión en Alphabet; para otros, podría marcar el inicio de un nuevo capítulo en la industria tecnológica.
El proceso, previsto para abril de 2025, promete ser uno de los más intensos de los últimos años, y ya el próximo 20 de noviembre se conocerán las peticiones definitivas del Departamento de Justicia (DOJ). Eso sí, una cosa es lo que el DOJ pida y otra lo que el juez decida, y es aquí donde la reelección de Donald Trump podría jugar un papel importante.
¿Cuál es el verdadero conflicto?
Este caso contra Google es tan amplio como complejo. El DOJ acusa a Google de mantener un “triple monopolio” en el mercado de la publicidad digital (compra de anuncios, intermediación publicitaria y venta de espacios publicitarios en YouTube), además de dominar las búsquedas en internet. Los fiscales aseguran que la compañía ha cerrado la puerta a sus competidores, pagando miles de millones para ser el buscador predeterminado en dispositivos de Apple y Samsung. En otras palabras, alegan que esta posición dominante de Google limita la competencia y encarece los precios, afectando tanto a anunciantes como a usuarios.
La situación se complica aún más con la reelección de Donald Trump, que genera expectativas de un cambio en la política antimonopolio de Estados Unidos. Trump ha manifestado en repetidas ocasiones durante la campaña electoral su desconfianza hacia las grandes tecnológicas, a quienes ha acusado de “censura”, y ha señalado directamente a Google por una supuesta “manipulación” de sus resultados en contra. Aun así, Trump se ha mostrado más favorable hacia la industria tecnológica en términos regulatorios, y algunos analistas creen que podría suavizar la postura del DOJ en este caso. William Kovacic, excomisionado de la Comisión Federal de Comercio, sostiene que Trump podría tener un papel importante en esta demanda.
¿Qué pasaría si Google se dividiera?
La posibilidad de que Alphabet sea dividida parece remota, pero no por ello menos delicada. Si esto ocurriera, servicios gratuitos y de uso masivo, como Chrome o Android, podrían empezar a cobrar a los usuarios, lo cual afectaría tanto al mercado de dispositivos como al acceso a herramientas clave de Google. Alphabet ha señalado esta preocupación, argumentando que una ruptura podría transformar estos servicios gratuitos en productos de pago, encareciendo la experiencia digital de millones de usuarios.
Además, la experiencia pasada no arroja buenos resultados para el usuario final. Ni la disolución de AT&T ni las medidas antimonopolio impuestas a Microsoft en los años 90 aportaron grandes beneficios para el consumidor, aunque sí ofrecieron cierta ventaja a los competidores de estas empresas. En el caso de Alphabet, que ya opera como un holding, una división probablemente convertiría sus diversas áreas de negocio en empresas independientes. Esto podría traducirse en una distribución de participaciones para los accionistas en cada una de las nuevas empresas, desbloqueando valor en segmentos específicos.
La reacción del mercado y el futuro de las acciones de Alphabet
Hasta ahora, las acciones de Alphabet no han sufrido un impacto severo, y las caídas han sido más bien temporales. En septiembre de 2024, las acciones rondaban los 148 dólares, pero se han recuperado hasta los 177 dólares, logrando una rentabilidad anual del 35%. Para algunos inversores, esta corrección representa una oportunidad interesante, ya que los fundamentos de Alphabet permanecen sólidos. Con un múltiplo histórico de 24,5 veces, la proyección conservadora de su valoración sugiere una rentabilidad potencial del 12% a cinco años.
Este no es el primer enfrentamiento entre el DOJ y una gran tecnológica. En los años 90, el intento de dividir a Microsoft terminó en un acuerdo sin que se afectara el núcleo del negocio. Si el caso de Google concluye con medidas menos drásticas, como limitar sus contratos exclusivos con fabricantes, el impacto en los fundamentales de Alphabet podría ser mínimo.
El juicio, que comenzará en abril de 2025, será decisivo, aunque hasta entonces la situación sigue llena de incógnitas. El DOJ busca sanciones contundentes, pero la influencia de Trump podría inclinar la balanza hacia un resultado más favorable para Alphabet. A pesar de la posibilidad de una ruptura, hay dudas sobre si realmente beneficiaría al usuario final o solo supondría un aumento de costes.
Con todo, el futuro de Google no sólo está en manos de sus resultados, sino que dependerá de decisiones políticas, judiciales y, en última instancia, del mercado.