Si Kamala Harris gana las elecciones habrá un mayor apetito por lo que sea ‘verde’, sostenible o ético

 Si Kamala Harris gana las elecciones habrá un mayor apetito por lo que sea ‘verde’, sostenible o ético



Medio mundo -tal vez incluso más- estará pendiente del resultado de las urnas en Estados Unidos esta semana y la industria de la inversión sostenible forma parte de dicho universo. Aunque 2024 está siendo un año especialmente bueno para el sector en España -las emisiones con este perfil crecieron en el primer semestre un 36% destacándose en medio de una caída del 15% mundial- el resultado de las elecciones al otro lado del Atlántico pueden actuar como catalizador de un intenso cierre de ejercicio

«Si los votantes se orientan hacia los demócratas y hacia Kamala Harris probablemente habrá un mayor apetito por todo lo que sea verde, sostenible, ético… todo lo que sea lucha contra el cambio climático», apunta Juan Carlos Villanueva, Secretario general en Observatorio Español de la Financiación Sostenible (OFISO), que, no obstante, descarta que un hipotético regreso de Donald Trump a la Casa Blanca pueda bloquear la expansión de la financiación sostenible.

«El peso de la opinión pública está siendo tan grande que no creo que aunque los republicanos ganasen las elecciones puedan frenar mucho el comportamiento de los mercados», pronostica. «Podrán presionar un poco para frenar las controversias que existen contra las compañías petrolíferas o  la pérdida de peso de este sector», matiza.

El Partido Republicano -y específicamente varios de sus gobernadores- se han posicionado en contra de los criterios ESG a lo largo de los últimos años y de forma especialmente virulenta desde el inicio de la Guerra en Ucrania, pero esto no ha impedido que las emisiones de deuda sostenibles continúen haciéndose hueco en el mercado. Además, el cambio de ciclo en los tipos de interés tanto en la zona euro como en Estados Unidos -los inversores apuestan por una nueva rebaja de la Reserva Federal de 25 puntos básicos el 7 de noviembre- son un aliciente para que las empresas opten por volver a endeudarse o se refinancien.

Año récord en España gracias a las empresas del Ibex 35

«Creo que va a haber un empuje en lo que queda de año y probablemente a comienzos del próximo por parte de los emisores», avanza Villanueva. Para España, adelanta un nuevo récord que deje pequeño al de 2023, apoyado en la fuerte actividad en colocaciones de compañías del Ibex 35 «forofas de la sostenibilidad», como Telefónica, Naturgy, Endesa o la gran banca, a tenor de la buena evolución de la primera mitad del año. «En los seis primeros meses de 2014 se registró un volumen de 17.000 millones de euros cuando en todo el ejercicio pasado se colocaron alredor de 20.000. Con ese ritmo, lo lógico es pensar que este año se va a superar -no sé en qué porcentaje ni cuánto ni cómo-, pero se van a superar las cifras de 2023», augura. 

Lo que todavía no está claro es la monto y reparto final. Hasta el 30 de junio, el volumen de emisiones se dividía entre los 12.906 millones de los bonos verdes; los 3.595 de los sostenibles; los 500 de los sociales y los cero euros vendidos en deuda ligada a objetivos de sostenibilidad. El negativo desempeño de estos últimos se justifica en un replanteamiento de los inversores sobre familia de deuda. «Ha habido una cierta controversia porque se han encontrado ciertos fallos en los KPIs o, mejor dicho, en su cumplimiento, y eso va a hacer que se resienta un poco el mercado», explica el Secretario general en OFISO.

A diferencia de los bonos verdes o los sostenibles, los bonos ligados a metas concretas se emiten en base a una serie de compromisos ESG de las empresas que los venden. En el caso de que se incumplan, penalizan a las empresas emisoras con más intereses. Sobre el papel, este tipo bonos estaban pensados para abrir el campo de las emisiones sostenibles a emisores que quisieran mejorar su perfil medioambiental y social, entrando ya en las colocaciones pensadas para ayudar a la transición, que es un campo que todavía no está resuelto en las finanzas sostenibles, pero que es crucial para su proceso de maduración.

«El Tesoro y todos los tesoros públicos tienen un papel importante a la hora de tirar y hacer de locomotora en la emisión de bonos de transición»

«Una de las claves del desarrollo del mercado de financiación sostenible va a ser precisamente el potenciar mucho lo que se llaman ‘bonos de transición’ (bonos ‘marrones’)», avanza Juan Carlos Villanueva. Aunque todavía existen pocos ejemplos -Japón ha sido uno de los pocos países que ha lanzado una emisión de deuda pública con este perfil y lo ha hecho este mismo año-, la idea sería crear renta fija con la que «abrir un poco el abanico a poder financiar operaciones que no son estrictamente de lucha contra el cambio climático, pero que son bonos dirigidos a financiar compañías que apuestan por una mayor sostenibilidad y, por tanto, por una reducción de sus emisiones de CO2 y una gobernanza más ética; más inclusiva», repasa el experto.

Como con las primeras emisiones de bonos verdes, el impulso gubernamental será capital para que este nuevo segmento de deuda gane terreno y credibilidad entre los inversores. El primer bono verde fue puesto en circulación en 2007 por el Banco Europeo de Inversiones y el modelo ha tardado años en hacerse un hueco generalizado en la oferta de emisiones públicas. En España, por ejemplo, el Tesoro no estrenó su primera colocación de deuda verde hasta septiembre de 2021, aunque entonces el ICO ya era un emisor muy activo de deuda sostenible. 

«El Tesoro español y, en general, los tesoros públicos de todos los países tienen un papel importante a la hora de tirar y hacer de locomotora en la emisión de bonos de transición; en financiar y canalizar fondos hacia ese tipo de compañías, que igual no son punteras en la lucha contra el cambio climático o los objetivos y compromisos ESG, pero sí que quieren ir poco a poco avanzando en ese camino», apostilla Juan Carlos Villanueva. 

De la rentabilidad financiera a la social

El Secretario general en OFISO confía en que la demanda para la deuda sostenible no va faltar en el futuro; ya que, a pesar de las críticas de ‘greenwashing’ en algunos casos, o de la polémica sobre si la inversión sostenible era más o menos rentables que la tradicional, es una tipología de inversión que ha venido para quedarse porque cubre la demanda de un inversor que no está pendiente solo de la rentabilidad monetaria de su capital. Asimismo, responde a un cambio de mentalidad sobre el endeudamiento. «La financiación tiene que ser sostenible para estar al servicio de la economía real», dictamina Villanueva.

«Es un mercado muy nuevo que está creciendo, que está desarrollándose y que además obedece a unos patrones extra financieros, que son patrones de corte ético, moral… yo diría…. de objetivos sociales». «Hasta de un cierto cambio de conciencia respecto del planeta, de lo que van a encontrarse nuestros hijos, nuestros nietos y de cómo hacer de este planeta un entorno vivible, del trabajo, de las relaciones sociales…», repasa este experto.

«En el ámbito de las finanzas sostenibles se puede hablar de una rentabilidad social, una rentabilidad ética… de lo que vamos a dejar a nuestros hijos, nietos…»

Esta tipología de ahorrador no mira únicamente el retorno económico de las posiciones o de los proyectos en los que invierte. «Creo que se puede hablar en el ámbito de las finanzas sostenibles de una rentabilidad social; una rentabilidad ética», la denomina Villanueva, y que guarda tristemente relación con la catástrofe que estamos viviendo en España con la DANA y con el incremento de huracanes, que están desvastando diferentes áreas del mundo y poniendo en riesgo su subsistencia. «Los riesgos climáticos ya empiezan a verse como riesgos para la sociedad», por lo que invertir en su control o mitigación genera rentabilidad no monetaria.

«Empieza a haber regiones y ciudades amenazadas por los huracanes, por las inundaciones. Esto ya no solo va a disminuir el valor, es que va a disminuir la propia subsistencia de muchos inmuebles, de muchos activos, de fábricas… Esto yo creo que hay que meterlo en ese cajón de la rentabilidad, no solo desde el punto de vista financiero, sino de la rentabilidad social y de la rentabilidad para las personas, para los activos, para las viviendas«, insiste. 

El otro campo donde es muy relevante trabajar -y crítico en el caso de España por su estructura productiva- es en que la financiación sostenible llegue a las pymes y que las pequeñas y medianas empresas sean conscientes de su utilidad. «En torno al 20% de las emisiones realizadas en el MARF son emisiones de activos sostenibles. Es decir, que una de cada cinco operaciones es de carácter sostenible, lo que revela el interés creciente de las pymes por ellas», revela Juan Carlos Villanueva.

Sin embargo, para consolidarlo y agilizar la llegada de préstamos sostenibles a este segmento empresarial, es necesario que también se produzca una maduración del mercado de refinanciación y el Secretario general en OFISO ve en las titulizaciones una vía para ello. «Es una fórmula magnífica para juntar toda una serie de activos, de créditos o de flujos futuros de cobro que podrían tener determinado tipo de empresas. Con todo eso se une una masa de activos y contra ellos se emiten unos bonos de titulización que permitieran luego a su vez volver a financiar y volver a llevar dinero a las empresas», explica. Por el momento, sin embargo, no es algo habitual en la industria financiera ‘verde’



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