Original o copia: cuando los estrenos de la tele parecen cromos repes
La televisión viene a veces con sensación de cromos repes. No es nada nuevo, los medios de comunicación van marcados por tendencias propias y ajenas. Incluso por inercias.
Cuando se preparaba el estreno de Qué apostamos en TVE, desde Telecinco produjeron un concurso llamado La batalla de las Estrellas que incorporó un final feliz que pringaba al equipo perdedor, habitualmente con cubos de agua que luego sofisticaron en una piscinica de tómbola norteamericana. De esas que lanzas pelotas y al dar en la diana se desmorona la silla hasta deja caer a la persona al fondo del acuario. No pusieron la famosa ducha del formato rival, que ya estaba triunfando en Italia. Pero casi.
Cuando Antena 3 anunció su gran talent show de saltos acuáticos ¡Splash, famosos al agua!, Telecinco presentó una versión propia (más low cost): Mira quién salta. El acierto fue que en Mediaset lo adaptaron a su imaginario de personajes. Con Lydia Lozano tirándose a la piscina al grito para la posteridad de ¡Por Charly!.
Cuando Telecinco empezó su renovadora aventura con Médico de Familia, en Antena 3 también se estrenó una serie protagonizada por Enrique Simón de premisa muy similar, Tres hijos para mi solo, se llamaba. Aunque a la hora de la verdad no tenían demasiado que ver, pero si contaban con personajes análogos que chirriaban. Hubo hasta juicio que perdió José Frade, productor de la segunda historia que sólo duró tres episodios en emisión por sus malas audiencias. El personaje que interpretó Simón podía tener un aire al principio con el Doctor Martín en piel de Emilio Aragón. Sin embargo, una pinchó y la otra triunfó porque una captó la sociedad de los noventa y la otra… menos.
Los parecidos razonables en ocasiones son fruto de plagios. Otras casualidades del destino. Incluso en algunos momentos son maneras de confundir al espectador. Lo lleva haciendo la industria de la comunicación desde que es industria. Por ejemplo, en el año 2004 debutó en España una nueva publicación sobre crónica social a lo grande, Gala, una cabecera con renombre en Francia. Entonces, Hola se inventó otra revista estéticamente muy pareja: Div, lista para ser una arma de distracción. Objetivo conseguido: Gala no funcionó. Y Diva, al concluir su cometido, se fue apagando. Había nacido para aturdir frente a un nuevo adversario.
No obstante, gran parte de estas similitudes sólo son el resultado de un sector que evita demasiados riesgos y concurre en ideas influidas por corrientes internacionales o ya testadas en la emoción colectiva nacional otras veces. En este sentido, en este año que terminamos de estrenar, Telecinco y TVE van a coincidir con dos programas de baile con famosos: Bailando con las estrellas con Jesús Vázquez y Baila como puedas con Anne Igartiburu. Mientras que Telecinco y La Sexta ya comparten dos concursos de intercambiable nombre, La mejor generación y Generación Top, en los que «pelean» tres generaciones. Las tres mismas generaciones, de hecho. Los equipos en uno son «los vinilos», «los casettes» y «los streamers» y, en el otro, «los yeyes», «los guays» y «los likes». Perversa casualidad.
Aunque, al final, los conceptos pueden parecerse pero la distinción la ponen las personas que realizan los programas. El baile de TVE pinta que va a ser pretendidamente menos chic que el de Telecinco. La 1 parece que contará con más talent a lo Fama, a bailar (este formato es de Zeppelin, misma factoría que la escuela de danza con Paula Vázquez) y menos pompa del baile de salón del clásico Bailando con las estrellas. También son muy diferentes las disputas entre generaciones de Mediaset y Atresmedia. La mejor generación viene con el sello artístico de espectáculo musical de Gestmusic y Generación Top cuenta con la especialidad divulgativa de la productora de Ana Pastor, Newtral. Uno es más varieté, otro es más quiz show.
Ambos comparten el tirón de la nostalgia que nos une a ratos, pues cada cabeza acomoda sus recuerdos a tono con su carácter. Igualito que el resultado de los dos programas de televisión. Al final, se parece en nada. El de Telecinco son canciones, aunque vacío del contexto con imágenes del pasado. El de La Sexta son recuerdos despertados acertando o fallando juegos desde casa. Qué diferentes son las premisas dependiendo de cómo, cuándo y, sobre todo, quiénes las elaboran. Y, claro, triunfó Médico de familia. La mirada de la factoría de Emilio Aragón estaba en su presente, la del productor Frade anduvo más en la época del destape.