Una abdicación oportuna | Un artículo de Cristina García Ramos

 Una abdicación oportuna | Un artículo de Cristina García Ramos



En su discurso de Navidad, la reina Margarita de Dinamarca sorprendió a todos con el anuncio de su abdicación. La próxima semana su hijo Federico, el príncipe heredero, será coronado rey.

La fecha elegida para oficializar su decisión ante el Consejo de Estado coincide con el mismo día que ella, 52 años atrás, sucedió a su padre en el trono.

Es más que probable que el revuelo organizado por la escapada madrileña del príncipe Federico de Dinamarca con Genoveva Casanova y la publicación de las comprometidas fotos saliendo de su domicilio hayan influido en la decisión de su madre, preocupada por la repercusión de estos hechos en la imagen de su heredero, que ya había protagonizado otras aventuras en el pasado.

A esto hay que añadir el serio toque de atención de Mary Donaldson a su esposo. Su comportamiento de rechazo cuando se conoció la noticia no dejó lugar a dudas y quedó plasmado en las fotografías que coincidieron con la visita oficial de los reyes Felipe y Letizia a Copenhague. Su siguiente paso fue llevarse a sus hijos pequeños, los mellizos Josefina y Vicente, a Australia adelantando sus vacaciones.

Transcurrieron diez días hasta que se le unió su marido y su hija mayor Isabel. De regreso a Dinamarca, todos juntos asistieron ya, como una familia unida cogidos de la mano, a las celebraciones navideñas en Dinamarca.

La reina había tomado su decisión y eso ayudó a recomponer las cosas. La soberana danesa, querida y respetada, goza de gran popularidad en su país y aunque siempre había manifestado que reinar era un deber de por vida reconoce, a sus 83 años, que el tiempo deja su huella y que ahora es el momento oportuno para dejar paso a su hijo.



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