las dos hipótesis que barajan los investigadores
Han pasado ya cinco meses desde que el pequeño Émile, de 2 años, desapareció en la aldea de Le Haut-Vernet, situada en el departamento francés de Alpes de Alta Provenza. El niño se encontraba jugando el pasado 8 de julio en el jardín de la casa de sus abuelos cuando desapareció a última hora de la tarde. Desde entonces, se han puesto en marcha numerosos dispositivos de búsqueda y despliegues policiales que no han dado sus frutos. Todavía no hay ningún sospechoso identificado o detenido, mientras los investigadores barajan dos posibles hipótesis en este extraño caso que mantiene a Francia en vilo.
«Algo pasó y todavía no sabemos qué. Estamos perplejos«, ha confesado esta semana François Balique, alcalde del municipio, en declaraciones al medio francés Dauphiné Liberé.
Como parte de la investigación, hace tan solo un mes se retomaba la búsqueda con una operación judicial a una escala sin precedentes, según indicaba Le Parisien: registros simultáneos en seis departamentos de toda Francia, incluyendo decenas de viviendas y vehículos en la localidad de Vernet y alrededores, interrogatorios a vecinos e incautaciones de ordenadores y otros dispositivos para poder ser analizados por especialistas.
Para el alcalde de Vernet, estas nuevas búsquedas han desatado los rumores entre los habitantes del municipio, por lo que ha tratado de acallar las habladurías sobre el caso. «Todo el mundo sabe que si estuviera implicado un vecino, ya sabríamos más. Los gendarmes han controlado absolutamente todo», ha asegurado al respecto.
Mientras tanto, la investigación continúa abierta y no se descarta ninguna hipótesis. Jacques Dallest, exfiscal general de Grenoble y exjuez de instrucción e iniciador de la división de casos sin resolver, ha lamentado que, a pesar de los medios puestos a disposición de este caso, «todavía no encontramos nada», asegura en Midi Libre.
No obstante, ha apuntado a «dos direcciones principales» sobre las que se está poniendo más atención. La primera teoría, ha explicado Dallest, es que el menor haya sufrido un accidente, mientras que la segunda concierne a la intervención de un tercero. «En esto es en lo que necesariamente trabajan los investigadores», sostiene el experto.
Por el momento, la llegada del invierno y, con él, del espeso manto de nieve, complica la búsqueda en esta zona montañosa donde se perdió el rastro del pequeño. En paralelo, los investigadores prevén un refuerzo con la llegada de expertos criminólogos que les ayuden a priorizar sus líneas de investigación y brindarles estrategias en los interrogatorios.
En la víspera del 24 de noviembre, cuando Émile cumpliría tres años, la madre del pequeño difundía el siguiente mensaje desesperado para tratar de dar con su hijo: «¡Por favor, si está vivo, no nos dejen vivir sin él, devuélvannoslo! Por favor, si está muerto, díganos dónde está, devuélvannoslo, no nos dejen sin una tumba donde poder recordarle».
«No permitan que vivamos el resto de nuestras vidas con esta terrible angustia que nos destroza el corazón«, concluía la madre de Émile.
