Risto, el amor sí tiene edad
Risto Mejide tiene nueva novia. Vuelve a ser más joven, esta vez le saca 21 años. Lleva tres parejas seguidas que no superan los treinta, lo que le convierte en el Leonardo DiCaprio ibérico. La foto junto a la actriz Grecia Castta con la que sale ahora vuelve a abrir el debate del amor y la diferencia de edad, que parecía superadísimo, pero la llegada del Metoo lo revivió, convirtiendo a los novios mayores en sospechosos de perversión. El puritanismo de la generación Z da la razón, acortando cada vez más el tramo de edad; a los más jóvenes no les pareció bien la relación de Taylor Swift a los 20 con el actor Jake Gyllenhaal, solo nueve años mayor. Lo que no cambia, generación tras generación, es lo contrario; cuando una mujer madura está con el chaval joven es porque está empoderada y abuso ninguno.
Relaciones como las de Risto se señalan desde el feminismo hegemónico como abuso de poder frente a la autonomía de las mujeres. El problema es que el discurso va contra ese mismo objetivo. Se toma a mujeres que no se quejan de sus propias relaciones por tontas a las que hay que proteger. Están equivocadas, no saben con quién se acuestan. Se cae en la infantilización al cuestionar los motivos por los que eligen parejas consentidas y se las juzga con condescendencia. A sus inquisidoras se les pasa que existe el amor y ya está –aunque Laura Escanes les dio la razón diciendo que hay cosas que es mejor no romantizar tras romper con Risto–. Y también se les pasa que existen mujeres con gusto por la hipergamia, definida como la predisposición a buscar una pareja de una clase socioeconómica superior a la propia.
Es un melón complicado para el que la ciencia tiene respuesta. Un estudio de la Universidad Emory (Atlanta, USA) determinó que la diferencia perfecta en una relación amorosa estable es de 1 o 2 años. Con 10 años de diferencia, está demostrado que rompen alrededor del 40-50%. Y si hay más de 20 el porcentaje de ruptura sube al 95%. La edad sí determina el éxito de una pareja, pero porque la clave está en la igualdad de condiciones, valores y objetivos que varían en cada momento vital.
En un acto que fijo que una del Metoo tacharía de machista por mi parte, he pensado qué le diría en el futuro a mi hija adulta si un día me cuenta que está saliendo con un señor que le saca 20 años. Le preguntaría qué busca un hombre en una pareja con dos décadas menos en las que él ya lo ha hecho todo. Igual es que viene de una separación y tiene pocas ganas de sentirse mayor y muchas de recuperar el ego… También le preguntaría qué busca alguien muy joven en alguien mucho más mayor. Quizás cubrir carencias paternales y lo que necesita es el teléfono de un psicoanalista al que seguro que yo también tendría que ir. Y le contaría que me sé un estudio en el que en el 90% de los casos la chica joven acaba dejando al señor. En el 10% restante la dejan ellos, por otra más joven.