un viaje hacia la alimentación consciente

Un viaje hacía la alimentación consciente a través de la creatividad de Claudia Polo
Desde recetas con ingredientes locales hasta trucos para reducir el desperdicio de alimentos, Polo nos invita a transformar nuestra manera de cocinar y comer, conectando de forma más profunda con lo que ponemos en nuestros platos.
Claudia Polo solo tiene 25 años, pero cocina con la sabiduría propia de una abuela y disecciona nuestro ecosistema agroalimentario con una solvencia sorprendente. Esta aragonesa graduada en Gastronomía y Ciencias Culinarias en el Basque Culinary Center (BCC) educa en una alimentación consciente, basada en el respeto hacia el cuerpo y el entorno, en su proyecto Soul In The Kitchen. Lo que comenzó como una forma de compartir en Instagram (@soulinthekitchen) sus recetas y canciones favoritas, hoy es una comunidad con más de 134.000 seguidores.
También ha encontrado en la escritura un vehículo para promover esta visión de la alimentación. Junto a la ilustradora Blasina Rocher creó el libro Mañanitas: desayunos y rituales. En él plasma cómo la primera comida del día es un momento especial para dedicarse a una misma y cuidarse. Por otro lado, también es autora de Entorno: un libro para cocinar con lo que te rodea, que se centra en el conocimiento de los alimentos de proximidad y la improvisación en la cocina.
El enfoque culinario de Polo es una fusión de tradición y modernidad
Esta divulgadora y emprendedora figuró en 2022 entre los ‘100 jóvenes talentos de la gastronomía’, una lista del BCC que reconoce a aquellas personas que trabajan para generar un cambio positivo en el sector. Además, participa como ponente en conferencias y charlas, trabaja como profesora de cocina, idea retiros de cocina consciente en el pirineo aragonés y crea contenido para medios y empresas.
El enfoque culinario de Polo es una fusión de tradición y modernidad, donde la conciencia ambiental y el respeto por los ingredientes son protagonistas. Desde pequeña descubrió que era su mejor herramienta para explorar y entender el mundo. “La cocina y la alimentación en mi casa siempre han tenido mucha relevancia. Mi padre es muy cocinitas y yo he cocinado desde siempre”, cuenta la gastrónoma.

Polo ha encontrado en la cocina no solo un refugio personal, sino también un medio para conectarse con lo que le rodea y consigo misma. Su objetivo es enseñar a tener una buena relación con los alimentos, comprendiendo sus orígenes, su impacto en el medio ambiente y su poder para nutrir no solo el cuerpo, sino también el alma.
La experta destaca la importancia de convertir el acto de cocinar en una experiencia placentera y no solo en una tarea. Para ella, el disfrute social y comunitario que se genera alrededor de una mesa es fundamental, recordando que la comida es una manera de reunirnos, compartir y celebrar. Esto es lo que impulsa su deseo de divulgar sobre gastronomía, algo que va más allá de las recetas y técnicas, abarcando una filosofía de vida.
“Al principio Soul In The Kitchen empezó como algo muy anecdótico que fue creciendo poco a poco. De alguna manera, este proyecto se ha construido a la vez que se han consolidado mis valores, mis ideas y mis posicionamientos políticos y sociales. Ha sido una evolución que ha acompañado a mi proceso personal”, describe la divulgadora.
No cabe duda que las redes sociales han sido una herramienta crucial en la difusión de su mensaje. La zaragozana gestiona la interacción con su audiencia de manera cercana y auténtica. Esto le ha permitido crear una comunidad que se sienta escuchada y valorada, fomentando un sentido de pertenencia y colaboración. “Soy una persona muy cercana y conecto con la gente de una forma muy cotidiana. Además, siempre intento contestar a todo el mundo”, comenta Polo.
Actualmente, está trabajando en una investigación sobre la cultura popular de la alimentación: “Tengo el foco en aprender a reconectar con mi territorio, con los sabores y el conocimiento de mi zona. Me gustaría trasmitir qué se ha comido aquí, cómo se elaboraba… Estoy preparando un taller para trasmitir esto a gente joven que, incluso siendo de la propia comarca, no tiene esto en su imaginario”.

Además, a lo largo del año, comparte recetas de temporada en su Instagram. “En otoño, mi favorita es la crema de setas”, comenta. Para elaborarla nos explica que hay que picar la cebolla y las setas. Sofreírlas y, cuando estén bien pochadas, añadir el vino blanco y dejar reducir. Después, hay que cubrir las setas con leche o bebida vegetal y añadir un poco de sal y pimienta. Después de triturarlo bien, se sirve caliente con un poco de aceite de oliva virgen extra y unas setas salteadas por encima.
La energía en la cocina de Polo es palpable. Para ella, no es solo una tarea diaria, sino un acto de creatividad. En sus recetas, los ingredientes son tratados con el máximo respeto, poniendo en valor lo local y lo estacional, minimizando el desperdicio y promoviendo prácticas que benefician tanto al planeta como a quienes lo habitan.
Para la divulgadora, uno de los mayores desafíos que enfrenta la alimentación actualmente es la crisis climática: “No somos conscientes de lo que ocurre en el campo. Hay muchas posibilidades de que dentro de poco no podamos comer producto de aquí, porque no hay agua o porque no hay relevo generacional… Creo que nuestra manera de comer está muy desconectada del presente”.
Polo enfatiza la importancia de comprar local y reducir intermediarios para una cocina más responsable. La gastrónoma aconseja saber quién está detrás de los productos que consumimos y la importancia de humanizar el trabajo de los productores. No obstante, es consciente de que no todos tienen acceso a estas propuestas sostenibles y destaca la necesidad de hacer que estos alimentos lleguen a más personas, incluso a quienes tienen menos tiempo y recursos.
En sus recetas, los ingredientes son tratados con el máximo respeto, poniendo en valor lo local y lo estacional
Por otro lado, una de las claves en su filosofía gastronómica es reducir el desperdicio de alimentos. Para ello, propone tener una base de despensa que se reponga solo cuando esté a punto de agotarse y aplicar el método FIFO (first in, first out) en la nevera, utilizando primero lo que lleva más tiempo almacenado. Además, recomienda planificar menús en función de lo que ya se tiene en casa y comprar teniendo en cuenta el número de personas y las ocasiones en que se come fuera. Por último, señala que al comprar carne o pescado es mejor racionarlo y congelarlo para evitar que se estropee.
Al mismo tiempo, cree firmemente en el impacto positivo de la alimentación consciente en el bienestar mental y emocional: “El trabajo manual te ordena la cabeza, te pausa, te baja a la tierra… La satisfacción de comer algo que has hecho tú, o dar de comer a alguien a quien quieres, creo que es algo que cuando se empieza a hacer, la gente quiere mantenerlo”.

Claudia Polo tiene grandes planes para el futuro de su proyecto Soul In The Kitchen y su propio camino profesional: «Me gustaría seguir comunicando y seguir escribiendo, sobre todo. Me encanta el formato libro». Sin embargo, su interés va más allá de la cocina individual y se extiende hacia la planificación y el suministro de alimentos a nivel municipal. Quiere comprender y mejorar la distribución de alimentos, asegurando que las ciudades puedan acceder a una alimentación sostenible y regenerativa.
«Me veo trabajando en un ayuntamiento y diseñando cómo come una ciudad. Una alimentación que regenere el campo, que enriquezca la tierra, que mantenga el patrimonio y que, a la vez, sea multicultural», imagina la gastrónoma. Para Polo, la clave para lograrlo está en la comunidad y promueve la idea de volver a conectar con nuestros vecinos y los pequeños comercios locales, recordándonos que la cocina puede ser un acto profundo de conexión.
Esta historia forma parte de la serie de artículos #EnPositivo, un proyecto que publicamos en 20minutos con el objetivo de animar al lector a descubrir noticias diferentes, humanas, inspiradoras y, sobre todo, positivas, y que elaboramos gracias al apoyo de Cepsa