Imane Khelif, la boxeadora que ha generado polémica por su género, gana el oro de forma unánime en París 2024
Imane Khelif es campeona olímpica. La boxeadora argelina, que ha protagonizado la polémica de los Juegos Olímpicos de París 2024 por su género, ha vencido por decisión unánime a la china Liu Yang en la final en la categoría de 66kg femenina.
Arropada con banderas de Argelia y escuchando su nombre en las gradas de Roland Garros, Khelif saltó al ring en busca del oro olímpico. Arrancó con un primer asalto algo más defensivo, manteniendo bien su guardia y dejando buenas combinaciones que le sirvieron para apuntárselo por unanimidad (10-9).
Atado el primer round, la púgil argelina pasó al ataque en el segundo para evitar que Yang se repusiese y llevase la pelea por el oro al último asalto, que también fue de manera indiscutible para Khelif (10-9, en ambos). Con su triunfo, la boxeadora se ha convertido en la segunda medallista de oro en boxeo de su país, después de Hocine Soltani, que lo consiguió en Atlanta 1996.
«Estoy muy feliz. Dios hizo que esto ocurriera. ¡Es mi sueño», aseguró la boxeadora tras la pelea, antes de darle las gracias «a toda la gente que está aquí», así como «al pueblo de Argelia por venir a apoyarnos a mí, a mi entrenador y al equipo de Argelia».
La andadura de Khelif en París arrancó con la controversia sobre su género en su estreno en el cuadrilátero galo, después de que la italiana Angela Carini abandonase la pelea a los 46 segundos de combate, alegando que sentía demasiado dolor por sus golpes.
El asunto tomó una dimensión internacional cuando el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la autora de Harry Potter, JK Rowling, comenzaron a emitir críticas y falsas especulaciones sobre la competencia entre hombres y mujeres en el deporte. Además, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, visitó personalmente a Angela Carini para apoyarla y cuestionar la elegibilidad de Imane Khelif.
Finalmente, la púgil ha logrado cumplir su objetivo: ganar la medalla de oro, lo único que puede compensar la lluvia de críticas y dudas sobre su condición de género. Como reza la costumbre, Khelif salió a hombros del ring, al ritmo de música argelina. Se vino abajo Roland Garros. Esta vez no fue con los golpes de Djokovic o Nadal, sino con los de la nueva campeona olímpica.
