El detalle que cuidó ‘Tu cara me suena’ en la última imitación de David Bustamante

 El detalle que cuidó ‘Tu cara me suena’ en la última imitación de David Bustamante


David Bustamante se ha enfrentado de nuevo al televoto en el mismo plató en el que se realizaba aquel Operación Triunfo que le cambió la vida. La diferencia, entre otras cosas, es que ahora no ha quedado tercero y ha sido proclamado ganador de Tu cara me suena 11.

Entonces, la imagen de su felicidad se multiplicó por el confeti que empezó a caer del cielo. Aunque nos impidiera ver bien su cara. Es curioso, los concursos de televisión ya casi no utilizan esta herramienta como antes. Sólo Tu cara me suena y Operación Triunfo, de la misma productora -Gestmusic-, siguen cuidando la liturgia de la explosión de papelillos de colores. 

No es detalle menor, pues hay pompas que no son igual si simplemente se sobreimpresionan digitalmente en la pantalla del fondo. Siempre disfrutamos más cuando la gente se pringa, literal y alegóricamente. Y el confeti a raudales ayuda a que el espectador se contagie con más energía de la alegría de la fiesta. 

Con papel picado hasta probablemente en la ropa interior, Bustamante se hizo con los 30.000 euros de premio solidario, que decidió repartir con las ONGs de todos sus compañeros. Su última imitación en la competición fue dedicada a Antonio Molina, reproduciendo la legendaria actuación de ‘Adiós España‘ en Galas del Sábado, de 1969.

Es habitual, Tu cara me suena aprende de los matices de la tele de cuando se estaba inventando la tele. Tan lejano y, en cambio, tan alumbrador del futuro de los medios de comunicación. De hecho, el equipo de TCMS no descuida una de las claves de aquel creativo programa, por su combinación de teatralidad y espontaneidad, que fue Galas del Sábado: fue el primer show en mantener a los presentadores en imagen durante algunas interpretaciones de los artistas.

Si las actuaciones tenían un planteamiento más sencillo y previsible, se enriquecían manteniendo en el escenario a los dos presentadores, sentados en un taburete. Así el espectador también tenía la posibilidad de descubrir la reacción de Joaquín Prat y Laura Valenzuela, que eran como de la familia. Es más, su éxito se cimentaban en que jugaban más que presentaban. Eso también es la esencia del auge de Tu cara me suena: la creatividad por encima de los prejuicios, jugar más que sobreexplicar.

Santiago Segura y Lolita Flores fueron los elegidos para ponerse en la piel de Joaquín Prat y Laura Valenzuela. Ambos, ejerciendo el difícil equilibrio de ser expresivo fondo de imagen pero sin pifiarla haciendo sombra al protagonista. Entonces, los planos de reacción buscaban cierta armonía para enriquecer el relato sin distraer las emociones. 

Ahora, utilizamos los planos de reacción todo el rato y a todas horas. Hasta cuando no es necesario, necesitamos la comunicación verbal que nos delata con la pretensión de retener nuestra atención entre tal inmensidad de armas de distracción masiva que nos rodean. Pero, claro, ya estamos inmunes a los planos de reacción. Por saturación y porque estamos interiorizando que carisma consiste en proyectar exageración para camelar. En la tele de antes era más importante despertar la curiosidad del público. Santiago Segura y Lolita lo han hecho. Aunque sin la modernidad de Joaquín Prat y Laura Valenzuela, por supuesto, ya que entonces lo moderno era moderno, hoy lo moderno es vitange.



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