He deducido que Hizbulá no está buscando la guerra
El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, viaja este domingo desde el Líbano con la «impresión» de que el grupo chií Hizbulá «no está buscando la guerra» con Israel, pero alerta de que la situación se ha puesto aún «más fea» tras el reciente ataque contra Hamás en Beirut.
Borrell llegó al Líbano apenas tres días después de que un bombardeo atribuido a Israel matara al número dos de la oficina política de Hamás, Saleh al Arouri, y cree que la renovada tensión «no ha hecho más que reforzar la necesidad» de su viaje, explicó en una entrevista con EFE en Beirut.
Durante su visita, ya prevista antes del ataque, ha mantenido encuentros de alto nivel con las autoridades libanesas como parte de sus esfuerzos para evitar una guerra en el Líbano y se ha visto también con el líder del bloque parlamentario de Hizbulá, Mohammad Raad.
«Yo he deducido que Hizbulá no está buscando la guerra, o no está buscando una guerra de mayor intensidad y de mayor extensión», consideró Borrell, a punto de cumplirse tres meses de intenso fuego cruzado entre el movimiento chií y las fuerzas israelíes en las áreas fronterizas.
«Mi impresión, que ojalá no me equivoque, es que son perfectamente conscientes de la gravedad de la situación y de las consecuencias que tendría un enfrentamiento mayor, que podría arrastrar a Irán«, agregó, al recordar que el escenario derivado de la guerra de Gaza también tiene ramificaciones en terceros frentes.
Dentro de las normas
El jefe de la diplomacia europea es consciente de que la situación en el Líbano es «crítica» y de que «las cosas se han puesto más feas sobre el terreno» tras el asesinato de Al Arouri en los suburbios beirutíes.
Ayer mismo, mientras estaba reunido con el jefe parlamentario de Hizbulá, el grupo lanzó más de 60 proyectiles contra un centro de inteligencia israelí en respuesta al ataque del pasado martes, el primero cerca de la capital libanesa desde la guerra librada con Israel en 2006.
«Toda acción provoca una reacción, que a su vez provoca otra. Eso es lo que se llama la escalada, si alguien no pone el freno podemos estar al borde de un precipicio», alertó Borrell.
Si bien cree que los enfrentamientos se mantienen por ahora «dentro» de las denominadas normas de combate, ve «muy difícil, por no decir imposible», que Hizbulá y otros aliados iraníes miembros del denominado Eje de la Resistencia «dejen de actuar» mientras continúen los bombardeos israelíes contra Gaza.
A su juicio, los esfuerzos diplomáticos de desescalada deben centrarse en «los factores de inestabilidad» que afectan a las zonas fronterizas entre el Líbano e Israel: una divisoria sin delimitar, territorios disputados y una zona tapón «que realmente no es una zona tapón». «Yo creo que tendrá que haber alguna negociación que lo trate todo a la vez y eso debería ser posible», consideró.
Esta misma semana, el líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, abrió la puerta a un futuro diálogo para delinear la divisoria entre ambos países, actualmente separados por una línea de repliegue trazada por la ONU, pero lo condicionó al previo final de la guerra de Gaza.
Pese a ello, el político español pide «ir avanzando tarea» en «la medida de lo posible», consciente de que una disputa territorial no se cierra en un «fin de semana» y de que algunos aspectos, como la posibilidad de que Hizbulá se desarme en el sur, «ahora parecen un poco utópicos».
Hablando al mundo árabe
Borrell no cree haber «perdido» su capacidad de interlocución con el mundo árabe debido a la postura fragmentada de la UE con respecto al apoyo a un alto el fuego en Gaza y recuerda que él insistió «desde un principio» en que Israel debe respetar «las normas de la guerra».
Durante la entrevista, el diplomático volvió a denunciar el «número insoportable» de víctimas civiles en el enclave palestino, su «gravísima» crisis humanitaria y las declaraciones «completamente inaceptables» de varios ministros del Gobierno israelí a ese respecto.
«No es aceptable que en el Gobierno de un país democrático que es aliado de Europa digan las cosas que dicen sobre la suerte de los palestinos (…) Y tienen que entender que por criticar al Gobierno de Israel no se puede acusar de antisionistas», lamentó.
Otra ramificación de la guerra de Gaza son los ataques de los rebeldes hutíes del Yemen contra buques mercantes en el mar Rojo, un problema que Europa barajaba atajar ampliando el mandato de su misión Atalanta contra la piratería en el océano Índico y a lo que España se opuso.
Por ello, se va a «plantear» ahora la creación de una operación específica para la protección del comercio marítimo en el mar Rojo, que tendrá que ser aprobada «por unanimidad» y en la que podrán participar los países que así lo deseen, explicó el jefe de la diplomacia europea.
«Vamos a ponerla sobre la mesa en las primeras reuniones ahora que ya se estarán celebrando la semana que viene en Bruselas. Pero no es una cosa rápida, decidir 27 (Estados miembro) lleva su tiempo», concluyó.