‘Enanita planetaria’: por qué es tóxico el mote acuñado por el sobrino de Ana Rosa Quintana

 ‘Enanita planetaria’: por qué es tóxico el mote acuñado por el sobrino de Ana Rosa Quintana


Juzgar es una especie de entretenimiento colectivo, que nos alimentan desde pequeñitos. A veces, el divertimento de la crítica lo llevamos hasta tal extremo que sentenciamos sobre los demás, consciente e inconscientemente. Así nos sentimos algo superiores. Aunque no lo seamos. Hace sólo tres días, nos sobresaltaba el asombro de que un joven piloto se riera al pronunciar el mismo «maricón el último» en El Hormiguero. Una frase hecha que se sigue soltando de manera automática para estigmatizar al diferente, como si fuera menos válido, como si fuera inútil. Encima de ser el último, es maricón. Lo peor de lo peor, vamos. Y ahí continúa la tóxica expresión en las calles. Pero, a diferencia de antes, hoy a la mayoría nos chirría. Como cuando se dice ‘corres como una nena’. Al escuchar tal axioma, ya saltan las alarmas. 

Y no es censura, no es moralina, es que hemos crecido en sensibilidades y empezamos a distinguir un poquito qué es humor y qué es la dañina burla que termina legitimando la discriminación, creando ciudadanos de primera, de segunda y hasta de tercera.

Pero hay muchas otras conductas nocivas a golpe de dictámenes verbales que estamos desaprendiendo. Por ejemplo, aquellos motes que van directos a por el físico ajeno. En esta semana de retroceso verbal televisivo, desde el programa de Ana Rosa Quintana se ha señalado a Sonsoles Ónega como «enanita planetaria«. Lo ha dicho el sobrino de Ana Rosa, Kike Quintana, desde su espacio donde azota a la presentadora de las tardes de Telecinco. De hecho, Kike Quintana ha sido la revelación del nuevo magacín. Su crítica desde dentro a TardeAR terrenaliza y acerca el programa a la gente. Es sano reírse de uno mismo. Otra historia es cuando se ataca a otro por cómo es. Entonces, la carcajada se atraganta.

Porque el físico nunca está debate. Aunque creciéramos rodeados de guasas sobre aquellos que se salían de los patrones populares, ya nos vamos percatando cuando es comedia y cuando sólo se siembra el escarnio. Hay terminología que parecía inocua y termina favoreciendo el acoso. En este sentido, hay motes que se inventan y luego se pueden propagar hasta deshumanizar a personas. 

Da igual el dolor que provoquen, algunos encerrados en sus burbujas de autoafirmación se justificarán con «es una simple broma», «qué piel más fina», «son cosas de niños» o «ya no se pueden hacer los chistes de antes«.  Pero, a estas alturas, viva la piel fina que nos hace cuestionarnos y nos despierta la conciencia crítica con argumentos, cualidad que también logra la buena comedia que se sigue celebrando a diario por muy kamikaze que sea al enfrentarnos a cómo somos desde la complicidad que huye de las condescendencias. 

Porque la cultura social nos va enseñando que humor no es el supremacismo que margina e impide una convivencia sana. Porque la libertad es convivencia. Hay gentes que pretenden cambiar su profundo significado, pero la libertad real es la antítesis de hacer y decir lo que te da la gana pisoteando por encima a los demás, su sexualidad, su raza, su físico, su identidad.



Source link

Related post

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *